El gran error de los sumos sacerdotes del capital-europeismo ha sido consultar a los ciudadanos que opinaban sobre la ultra mencionada y más ultra desconocida "constitución europea" (llamemosla así por usar un eufemismo) y ¡oh, sorpresa! resulta que la sociedad civil existe, que los ciudadanos no están tan amaestrados como ellos creian y que pueden pensar por su cuenta pese a mensajes apocalipticos sobre las consecuencias del no.
En Francia y Holanda el no ha demostrado que se quiere una Europa de los ciudadanos, no de los subditos y los mercaderes como pretenden desde Bruselas.
En España, ganó el si, pero ganó aún más la abstención que es peor que el no, porque demuestra que no queremos una Europa de ningún tipo sino que Europa nos es indiferente ("qué inventen otros" decía Unamuno). Nuestro africanismo nos honrra y nos lastra al mismo tiempo, lo cual provoca, por el sistema de neutralización de fuerzas que no nos movamos.
"En este país" ganó la abstención, es cierto, pero tal vez ganó por la demagogía que muchos ciudadanos intuimos en la celebración de un "referendum consultivo", que viene a ser algo así como querer emborracharte y que te den cerveza sin alcohol. Una tomadura de pelo.
Los referendum o son vinculantes o son populismo y el populismo es corrupción.
El partido en el poder apoyó el "si" por mero pragmatismo; el principal partido de la oposición también apoyó el "si" pero a regañadientes, más que nada por tener que estar de acuerdo con su enemigo numero uno; la izquierda defendió el "no" conscientes de que se puede hacer una Europa mejor que la propone el Banco Central Europeo y la Organización Mundial del Comercio. Pero mejor no solo para los europeos sino para el planeta en general. Una Europa lejos de los postulados norteamericanos basados en la politica del "cowboy".
Si Europa se organiza desde la base, desde ese robusto cimiento que a sustentado desde siemrpe la historia del continente y que lo constituye lo que desde Locke se conoce como "sociedad civil", entonces habrá una esperanza para eso que podemos llamar "el sueño europeo" tan distinto (y distante) del americano, y que no tiene nada que ver con Comisiones Europeas, Parlamentos, Bancos Centrales ni "Politicas Comunes".
Ciudadanos de Europa: ¡UNIOS!.
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