viernes, febrero 04, 2011

Crisis y represion social

¿Como puede una crisis económica servir a los intereses del capitalismo, cuando se supone que es precisamente una quiebra y colapso del mismo? . Para responder a esta pregunta hay que acudir en primer lugar a las bases fundacionales del capitalismo, y después a su evolución en el marco de las sociedades modernas desarrolladas en el marco del estado del bienestar.

El capitalismo se configuró desde su creación, como el sistema económico más favorable a la clase social emergente desde el siglo XVI: la burguesía. La cual comulgaba con un sistema filosófico que servía como nexo y aglutinante del orden social al que la burguesía aspiraba: el liberalismo.

Con estos ingredientes la “civilización occidental” fue poco a poco despertando del largo y oscuro sueño del feudalismo, y llegó hasta la gran revolución liberal del 1789, fecha en la que se constató que la burguesía había concluido su largo camino hacía el poder, y con ella el sistema económico y filosófico que llevaba en las alforjas.

Instalado el capitalismo como gestor económico de las relaciones personales, y el sistema financiero internacional al albur de la mano invisible que ha de guiar su evolución, en 1929 colapsa el sistema bursátil norteamericano y con él el terremoto financiero llega a Europa y de ahí, y a través del sistema de colonias se contagia al resto del planeta. Se da la circunstancia de que EEUU había sido el país que, tras su independencia de Inglaterra, con más devoción había abrazado y puesto en práctica la causa liberal-capitalista.

12 años antes, en 1917 había tenido lugar en Rusia la revolución bolchevique, que si bien no trajo el “paraíso socialista” y si en cambio el “terror estalinista”, supuso en el momento de su triunfo un salto hacia adelante en las condiciones de vida de las masas campesinas y proletarias, que salieron del feudalismo por la vía rápida y sin pasar por la fase capitalista.

La puesta en práctica de medidas sociales, el fin de los privilegios de la nobleza y el escaso peso de la burguesía rusa – cuyo desarrollo había sido también frenado por el régimen zarista – hicieron que los gobiernos europeos vecinos viesen en ese triunfo del proletariado una amenaza real y preocupante para el sistema económico capitalista que se imponían en todo el planeta. Incluso en EEUU el partido comunista americano, que se había fundado apenas 2 años después de la revolución bolchevique, azuzaba a los trabajadores norteamericanos a luchar por unas condiciones de dignidad y a la toma del poder por la fuerzar, lo que les valió su persecución a lo largo de todos los años 30 hasta su ilegalización en 1940.

En Europa, las circunstancias era aún más preocupantes para los capitalistas, y el fantasma profetizado por Marx en 1848, avanzaba desde el este y extendiendo su alargada sombra desde Moscú hasta Lisboa. ¿Cómo pararlo?. ¿Cómo acallar las voces proletarias que pedían la abolición de las jornadas laborales interminables, el fin del trabajo de los niños, el derecho de la mujer al sufragio activo y pasivo, los salarios dignos, las viviendas salubres y accesibles…? ¿Con que argumento negar a los trabajadores su parte en la “vaca capitalista” que habían engordado con su trabajo y su sudor, y a veces hasta la muerte? ¿Cómo privar a las masas obreras y precarias de sus derecho a reclamar un reparto justo y equitativo de la riqueza que sabían que existía porque había colaborado como nadie a crearla?. La respuesta era sencilla: ya no hay nada que repartir. “La vaca capitalista” ha muerto, y hay que criar otra.

En 1929 se anunció que el sistema capitalista había colapsado y no había dejado beneficios que repartir, así que cualquier reclamación de reparto o derechos era no solo inútil sino absurda. De donde no hay no se puede sacar.

En las cocinas financieras norteamericanas e inglesas se cocinaba un nuevo guiso que gustara a proletarios y burgueses y que igualara por abajo a los trabajadores, y que recogía parte de las demandas sociales de los movimientos obreros de las épocas anteriores pero que seguía negándose a repartir a partes iguales las ganancias entre la población asalariada, privilegiando a las clases burguesas adineradas y perpetuando las situación de sumisión de los trabajadores a la voluntad de los especuladores y magnates empresariales.

“El sistema” encontró la fórmula para mantener a las masas precarias y trabajadoras quietas y afectas al capitalismo: demos a estos infelices algo que perder, poco, pero los suficiente para que no creen problemas, para que no interfieran en la maquinaria capitalista, que no pidan su parte. Creemos un enemigo más peligro que el capitalismo (el comunismo), y montemos una guerra para justificar la lucha contra él y de paso desviar la atención de los problemas reales que genera el capitalismo: la II Guerra Mundial.

Las jornadas de trabajo serían de 8 horas, pero el salario seguiría siendo bajo en comparación con las ganancias de la empresa. Los menores no podrían trabajar, pero los bajos salarios y los precios alcistas, obligarían a las familias al pluriempleo condenado a la alienación y a la imposibilidad de compaginar vida personal y laboral. Las mujeres podrían votar, pero tendrían menos salario por realizar un mismo trabajo que el hombre. La juventud tendría una preparación y formación nunca antes vista, pero sin posibilidades de progreso. Se construirán viviendas dignas para todos pero accesibles solo a precios de hipotecas a perpetuidad…

El capitalismos comenzaba a refundarse.

Concluida la II Guerra Mundial y estabilizados los bloques económicos antagónicos (capitalismo financiero vs capitalismo de estado) y las ideologías que los sustentaban (liberalismo vs marxismo), occidente continuo con el ciclo de acumulación económica, pero está vez bajo los postulados de una forma de capitalismo más amable para las masas ciudadanas: el estado del bienestar.

Con ciertos altibajos, y pequeñas crisis económicas como las del petróleo de 1973 y 1979, el mundo occidental capitalista con EEUU y Europa a la cabeza una vez más, llegaron a finales del siglo XX con una tasa de acumulación de riqueza nunca antes vista en la historia de la humanidad. Por el camino, como siempre una vez más también, habían dejado territorios esquilmados de recursos, con una naturaleza destruida, paupérrimas excolonias, y una reparto de beneficios que otorgaba el 80% de los mismos a los escasos “países ricos” y el 20% restante al gran numero de los “pobres”.

En los “países ricos”, la ciudadanía consciente, comenzó a poner en tela de juicio esta injusta relación de fuerzas, y dotada de una cierta libertad en el ejercicios de derechos fruto de una escasa, pero a los efectos suficientes remuneración salarial, inició un proceso de organización, movilización y protesta contra ese sistema financiero internacional, que les mantenía en la precariedad a ellos y en la miseria al resto del planeta además de favorecer una destrucción medioambiental sin paragón en la historia, y cuya materialización institucional eran principalmente cuatro organismos internacionales la OMC, el FMI, el G8 y su brazo armado la OTAN, siglas que a estas alturas del capitalismo, creo que no necesitan presentación.

En 1999 tuvo lugar en la Seattle (EEUU) la tercera reunión de la Organización Mundial del Comercio. Organizaciones sindicalistas, altermundistas, ecologistas y una amplia panoplia de organizaciones de izquierda confluyeron a dicha convocatoria para oponerse a los postulados y planes de los magnates del comercio internacional, y exigiendo un cambio de rumbo en las políticas económicas, cuando no una abierta destrucción del sistema financiero que sustenta el capitalismos. La reacción del poder no se hizo esperar. La represión por parte de las fuerzas de seguridad fue brutal pero la respuesta civil no lo fue menos, hasta el punto de lograr que se suspendieran las rondas de negociaciones y se obligara a los delegados a regresar a sus cubiles.

Dos años más tarde, Génova (Italia) acogía la reunión anual del G-8. De nuevo la movilización ciudadana, las organizaciones y colectivos contrarios al capitalismo feroz (y a cualquier tipo de capitalismo) acudieron a la cita, esta vez en mayor numero incluso y mejor preparados y organizados. De nuevo la batalla fue brutal y desigual, y en este caso fatal para el joven activista Carlo Giuliani que murió asesinado por las balas de los carabinieri.



En las postrimerías del siglo XX, a cada reunión de los próceres del capitalismo, seguía una violenta repuesta por parte de las masas ciudadanas organizadas. Es más la reunión de la OMC celebrada en Cancún (2003), concluyó si acuerdos debido a la posición aliñada de los países del sur (G-21) que reclamaban el fin de los subsidios agrícolas a los países desarrollados.

El llamado “movimiento antiglobalización” recorría Europa como un fantasma, y el avance de sus hordas por el viejo continente y EEUU, como ocurrió con las invasiones bárbaras del imperio romano, amenazaban el orden establecido, “el mundo libre” veía perplejo como sus cimientos se resquebrajaban y los prohombres del capitalismo se miraban nerviosos ante esta nueva acometida de los que no habían sido llamados al reparto de dividendos.



Las consecuencias inmediatas de estos dos acontecimientos fueron que, por un lado que las reuniones de la OMC se trasladaron en los sucesivo a países alejados de la influencia de los movimientos de lucha de clases occidentales y afectados de carencias democráticas mucho más profundas que las de los países que habían acogido las anteriores reuniones, tales como Doha (Catar) o Hong Kong (China) o en remotas e inaccesibles montañas centro-europeas (Ginebra). Con dichas medidas se consiguió neutralizar el ataque de los movimientos sociales a dichas reuniones.

Pero por otro lado, sin duda esto no era suficiente, porque la “masa crítica” ciudadana seguía creciendo y organizándose al calor del descontento generalizado por la injusta relación entre países pobres y ricos, y dentro de los ricos por el desigual repartos de beneficios en la sociedad de la opulencia. Se hacía necesario, por parte del poder capitalista, neutralizar no solo las acciones de protestas sino a los propios individuos que las integraban. ¿Qué hacer?

La formula era ya conocida, se había utilizado anteriormente y con éxito. Había que crear otro enemigo, generar otra amenaza aún más atroz que el capitalismo (el islamismo), y luego inventar una guerra contra él para desviar la atención de nuevo: Irak y Afganistan. Y lo segundo, generar una crisis económica. Al igual que en 1929, había que declarar muerta la “vaca del capitalismo”, de nuevo se nos contó que no había reparto y que había que apretarse el cinturón, y eso ocurrió en 2006 con el colapso de la “burbuja inmobiliaria” estadounidense, el efecto contagio al resto del planeta, de nuevo fue inmediato.

De nuevo la ciudadanía pasaba a una economía precaria, afectada de desempleo y salarios de subsistencia. De nuevo se justificaba la restricción de derechos en aras de una situación económica que no aconsejaba hacer concesiones de contenido social.

Desde entonces, en realidad desde el 11 – S, las protestas de los movimientos sociales se han cercenado desde el inicio, han perdido intensidad, cuando no han desaparecido completamente. Los sindicatos negocian con los gobiernos, los trabajadores aceptan sin cuestionar recortes laborales conseguidos hace siglos, los salarios bajan, las prestaciones sociales se congelan… el capitalismos no se crea ni se destruye solo se transforma.





jueves, febrero 04, 2010

El Patio es lo que nos deben

El día 5 de enero del presente año, la policía nacional procedía a ejecutar una orden de desalojo dictada por un juzgado de instrucción de Madrid, de cuyo número no quiero acordarme, contra el Espacio Polivalente Autogestionado “El Patio Maravillas”. Con dicha acción se devolvía a su legítimo especulador la posesión del inmueble, que tras 10 años de abandono, durante los 2 últimos se había convertido, contra todo pronostico de la pepera ciudad de Madrid, en un referente cultural, político y social del Estado español.

La propuesta del Ayuntamiento

El señor Ruiz Gallardón, a la sazón alcalde de la muy noble y leal, y también pacata ciudad de Madrid,ofreció con su candidez e interés velado habitual, que los okupantes del Patio solicitaran subvenciones para sus actividades y se presentaran a concursos públicos. Ni que decir tiene que la carcajada de la asamblea okupa fue sonada. Nuestro primer edil, bien por estupidez bien por ignorancia, sugirió que era posible mezclar agua con aceite, desafiando toda ley humana y divina.

La idea

El Patio ha representado, y sigue haciéndolo en su nuevo espacio de la calle Pez 21, una alternativa a la ciudad que nos imponen, al modelo de organización ciudadana que la dictadura del rodillo parlamentario municipal nos vende.

Es una reivindicación de otra forma de ser ciudadano. De otra forma si, pero que no excluye, que no impone, que no mira por encima del hombro, que camina preguntando, y que representa, si se quiere, a una minoría de la sociedad civil madrileña pero que actúa con más corazón y cabeza que la mayoría que cada cuatro años va a depositar su voto, y con él su vida, a las urnas habilitadas al efecto, para luego dormir “el sueño de los justos” mientras su única contribución a la sociedad es criticar cada día lo mal que está todo frente a las noticias del telediario.

El Patio es la esencia del ser humano cuando se pone codo con codo con otro ser humano; es el espacio de la utopía, no de la posible sino de la necesaria, porque eso es la auténtica revolución, hacer posible lo necesario; es la evidencia palpable de la colectividad, de sus aciertos y de sus errores, pero todos juntos.

Los políticos de turno, los funcionarios mandaos, los policías serviles, los jueces inconscientes, los vecinos tristes, los jóvenes del polo de Lacoste y tantos otros no entenderán como alguien puede apoyar a unos “vagos y maleantes” que no respetan la propiedad privada.

No entenderán quien puede “mal gastar” la vida en un proyecto colectivo, que por su naturaleza es desde su nacimiento efímero… pero no, el proyecto del Patio, su idea, no es efímera, todo lo contrario, lleva siglos, tal vez milenios funcionando. Es el eterno intento humano de vivir en sociedad y gestionar de manera autónoma su vida, su existencia.

El Patio es darle un espacio al arte, a la cultura, a la música, a la justicia social, a la palabra, a la naturaleza, a la ciudad…

El Patio, es lo que nos deben.

jueves, noviembre 05, 2009

Aqui estamos, aqui seguimos...

Hace mucho que no escribo. Ni aquí ni en ningún sitio. ¿Me estaré muriendo o tal vez sea uan resurrección a la realidad?. En fin , aqui estoy, aqui sigo...

sábado, mayo 13, 2006

La democracia del espectador

Pasividad. El sindrome "no sabe-no contesta" se extiende a un ritmo vertiginoso entre la juventud de nuestra sociedad. Esa juventud que en otras épocas fue simbolo de inconformismo u rebeldía ha sido hábil y calladamente domada, para no tener opinión o al menos no expresarla. Esta es la democracia de nuestros días, el consenso es facil cuando solo hablan unos cuantos.
La juventud no quiere participar en política y esto se debe, a mi modo de ver, por un lado a la carga de connotaciones negativas que durante años la clase política se ha empeñado en dar a dicho término, aireando las vergüezas de propios y extraños y mostrándonos la cara mas truculenta de la ciencia política; por otro lado la ciudadanía en general y la juventud en particular no participa en política porque sencillamente no ve necesidad de hacerlo. El "estado del bienestar" ha derivado en el "estado de la desidia". Los pasivos ciudadanos se han conformado con dejar de serlo y han pasado a ser meros administrados, consumidores y recursos humanos, que al parecer no tiene el más mínimo interés en participar en el "gobierno de la polis"; ¿para qué?, si para eso tenemos una democracia representativa. Una vez más la "libertad de los modernos" nos deja tiempo para consumir y olvidarnos de que formamos parte de una misma sociedad de la que hemos declinado nuestro derecho (y por qué no decirlo, deber) a participar e involucrarnos en su funcionamiento, en favor de una nueva carcasa para el movil u otro modelito de primavera-verano.
Los partidos se han apuntado al "catch all party" y se han repartido los jirones ideológicos de las distintas políticas que se han ido desprendiendo de la historia del siglo XX. No es que hallan muerto las ideologías, es que se han unificado y como consecuencia han dado lugar a un engendro político que se debate entre el neoliberalismo, la socialdemocracia, la economía de mercado y la demagogía centrista que no se atreve a mojarse el culo. El "mercado de las ideas" es hoy en día un "bazar de oportunidades" donde la democrácia está de rebajas.
Con este panorama tan difuso, no es de extrañar que los jovenes (y no tan jovenes) no quieran participar en política; ¿cómo lo van ha hacer si no saben siquiera cual es su ideología?. O eres de centro o no sales en la foto y cuando todo el mundo piensa igual, adiós a la democracia. Algo falla.
La jueventud no quiere participar en política porque no siente que lo necesite. No quiere meterse en follones. Opina que las cosas están bien como están y seguirán estandolo. Sólo entiende de futbol y diversión, el resto ya lo harán otros.
Así nos luce el pelo, pero en fin... es lo que hay.

domingo, febrero 05, 2006

¿Exitió Jesucristo?

En realidad no existen ningún documento, texto, escrito o censo, que demuestre fehacientemente que Jesucristo existiera. Almenos ninguno que resista una análisis, objetivo, racional e histórico. El único autor romano que menciona la existencia de un tal Cristo como fundador de una secta, es Tácito y fija este la muerte del personaje en tiempos de Tiberio. Por otro lado Tácito, menciona a Pilatos como "Procurador" (al igual que el evangelio) lo cual es absolutamente falso puesto que Poncio Pilatos fue "prefecto"; error este inexcusable en un historiador romano que conocía de sobra los cargos de la administración romana. Además Tácito nació sobre el año 56 "d.C.", lo cual demuestra que con toda seguridad escribió dicha reseña al dictado de alguien o se limitó a registrar una tradición oral.
Flavio Josefo, ofreció en su obra una mención concreta al Galileo, pero se demostró hace tiempo, tras rigurosos estudios filológicos que dichas referencias no eran más que añadidos posteriores al texto original hechos por anónimos escribientes afectos a la doctrina literal de la iglesia.
No existen referencias en los textos romanos al nacimiento, vida o lo que es peor, muerte de un tal Jesús de Nazareth. Y digo que es peor que no existan referencias a su muerte, porque según los evangelios fue mandado ejecutar por un "procurador" romano, sin embargo no existen, o al menos no se han conservado, documentos referentes a ese proceso, hecho absolutamente desconcertante en un imperio que inventó la burocracia, el derecho y que tenia tendencia a reflejar por escrito hasta el más mínimo detalle de lo que ocurría en sus dominios y con más razón si el hecho afectaba a revueltas, sublevaciones o disidentes.
La pena de muerte ejecutada en la cruz era un castigo romano. Es decir solo las autoridades romanas podían ordenarlo y por lo tanto dicho castigo era aplicable a los reos que habían atentado contra la leyes romanas y más especialmente para el caso de rebeldes. El imperio romano no aplicaba su derecho a los territorios que conquistaba, es decir, no llegaba y eliminaba los derechos o costumbres legales de las tierras que conquistaba, sino que dejaba que dichas normas pervivieran puesto que consideraban su derecho como un privilegio reservado a los "ciudadanos romanos"; ciudadanía de no fácil adquisición por otro lado.
Jesucristo por tanto sólo podía ser ejecutado en la cruz si había atentado contra Roma o sus leyes, nunca como proponen los evangelios a petición de los sumos sacerdotes judíos que por otro lado podía disponer la muerte por lapidación (en la Biblia se menciona alguna) para el caso de atentar contra las costumbres judías y el caso de blasfemia del que fue acusado Jesús era un cargo más que suficiente para ser ejecutado de tal manera.
Por lo tanto si Jesús murió en la cruz fue por suponer un peligro para Roma y para la estabilidad de su imperio en la zona.
Según las escrituras toda Jerusalén celebró la entrada de Jesús en la ciudad; población que por lo visto días más tarde clamó por su muerte (incomprensible, no... increíble). ¿No se sentiría Roma amenazada por la llegada de un líder revolucionario a la ciudad?. Los seguidores de Jesús, sus "apóstoles" portaban armas (así lo señala la Biblia: Juan 18, 10) ¿Por qué?.
Algunos de sus discípulos eran Zelotes, tribu judía marcada por su agresividad hacia la ocupación romana y que protagonizaron, pocos años más tarde de la supuesta muerte de Jesús, una violenta revuelta que culminó con una feroz y fatal resistencia en la fortaleza de Massada.

En lo que se refiere a lo que supone la crucifixión, la muerte sobreviene por asfixia. La posición de estar colgado por los brazo hace que por el peso del cuerpo el pecho apriete contra la caja torácica y cada vez sea más difícil respirar hasta que finalmente se produce la asfixia. Esta asfixia se puede evitar en gran medida si apoyas los pies sobre algo, y ciertamente los crucificados estaban también clavados por los pies, por dicha razón se les quebrantaban las tibias (Juan 19, 32), cosa que no ocurrió con Jesús, como el propio evangelio de Juan reconoce (Juan, 19, 33), confesión ésta que probablemente obligo más tarde a añadir a dicho pasaje el episodio de la lanzada, puesto que dicha circunstancia sólo se relata en el mentado evangelio de Juan. Además, a propósito de dicho "puyazo" afirma la Biblia que Jesús era ya cadáver cuando se produjo, y que tras él comenzó a brotar sangre, cosa inaudita en un cuerpo cuyo corazón a dejado de bombear sangre.
La muerte en la cruz es una muerte lenta, pudiendo llegar a durar días en el cuerpo de una persona joven y sana como se supone que lo era Jesús. Según la Biblia, la muerte del Galileo sobrevino en apenas 3 horas (Lucas 24, 44), ciertamente podemos achacar esto al proceso de salvaje tortura previo a la crucifixión, que las escrituras narran. Torturas que avalan una vez más la tesis de un Jesús revolucionario, puesto que dicha tortura sólo podía responder a los expeditivos métodos interrogatorios romanos. ¿Qué querían saber las autoridades romanas?.

lunes, noviembre 14, 2005

Los nadie se revelan


Son las 12:21 horas de la noche. A esta hora es muy probable que ardan ya las hogeras en Paris. Ah, Paris, siempre nos quedará París. Ciudad épica, de nombre mitológico donde ya metidos de lleno en el siglo XXI, los "indigenas" parecen que quieren incendiar la Metropolis. De nada servirá que salga el ministro del interior, a condenar la violencia o a repetir arengas patrioticas que apelen a los valores republicanos, "los nadie" quieren su parte.
Habrá quien pretenda cargarse de razón y envuleva su conciencia en el viejo lema de que "la inmigración genera delincuencia", y con esa venda en los ojos se iran a dormir tranquilos porque su coche está asegurado a todo riesgo.
El proceso es al revés: "la delincuencia genera inmigración". La delincuencia es la de los grandes bancos y sus inversiones en bolsa; la delincuencia es la de las grandes multinacionales y sus paraisos fiscales; la delincuencia es la la corrupción de los políticos y su sillón de diputado; la delincuencia es la del cinismo del "petroleo por alimentos", es la guerra, es el hambre, la enfermedad, la incultura; la delincuencia es morir o matar por un puñado de tierra, la de la fe ciega en un dios colérico; la delincuencia son los sueldos miserables, los trabajos alienantes, la precios proihibitivos; la delincuencia es no tener tiempo para quejarme o ni si quiera tener tiempo para pensar si debo quejarme; la delincuencia es creer que la diversión está en un vaso de wishkey y la felicidad en un partido de futbol. Esta es la delincuencia, esta es nuestra inmigración y nuestra pobreza. Los coches que cada noche comienzan ha calcinarse en Europa, los incendiamos nosotros. Pero calma, no llegará la sangre al Sena, esto es solo un estornudo de los desheredados de Europa para que sepamos que están ahí. Ajenos al talante negociador, han optado por la politica del puñetazo en la mesa, les daremos un pañuelo para sonarse los mocos y que la gripe se la curen ellos como puedan.
Sus rostros, sus gritos y sus exigencias durarán en nuestra memoria, lo que dura la imagen en la televisión o el titular en los periodicos, después alguien en algún despacho de algún palacete de verano, rodeado cortesanas y bufones, decidirá que el espectáculo se ha terminado y los detenidos en los disturbios serán expulsados a sus "Jaimas" de África para obligarles a saltar "la valla" de nuevo dentro de seis meses.
Los "sans culottes" nunca ganarón la revolución. En Paris ya no es primavera, pero como quería Hitler, hoy si arde.