sábado, octubre 01, 2005

Contra el relativismo


Yo no soy relativista.
Los relativistas asume una sola verdad: "Todo es relativo". Yo, en cambio creo que existen multiples verdades, algunas de ellas, incluso, contradictorias entre si.
Puedo ser un demagogo, un descreido, un agnóstico, un sofista, un pedante pero desde luego lo que no soy es un relativista.
La Verdad existe, pero no es univoca. Como todas las cosas que conforma la existencia humana la Verdad, es polifacetica, multidireccional, policromática y sobretodo paradójica y en último extremo, y por todo ello, absurda.
La contrario al relativismo es el dogma, la fe, el monopolio de la verdad, la imposición metáfisica que desnaturaliza hasta la eliminación el concepto de verdad.
En esencia lo mismo hace el relativimos, cuando reduce a un "depende" toda su opinión sobre lo que conforma le existencia humana.
¿Que podemos hacer?. ¿Relativismo embrutecedor o dogma desnaturalizador?.
Si existen multiples verdades ¿cuál de ellas creer?. La respuesta es sencilla: cualquiera de ellas, puesto no existe la respuesta equivocada. Sin embargo, el dilema existencial respecto a la verdad no radica, en mi opnión, en decidir que verdad creer, sino en averigüar que es mentira. ¿Por qué no abandonamos de una vez la busqueda de "La Verdad", para concentrar nuestros esfuerzos en la busqueda de "La Mentira"?.
El bien y el mal, solo son relativos si consideramos ambos conceptos como nacidos del convencionalismo humano. Pero sin embargo existen como categorias autónomas y absolutas en el imaginario común del hombre. Aunque no sea lo mismo el bien o el mal para un chino que para un australiano, ambos manejan esos conceptos. El contenido es convencional; el continente no. El contenido es "La Verdad"; el continente es "La Mentira". La Verdad tiene mil caras; la mentira es universal.
Es absolutamente mejor, más auténtico, más sabio e incluso más humano caer en la contradición que en el relativismo.
El hombre es paradoja y su existencia un absurdo, y de ella ha de nacer naturalmente la contradición que es infinitamente más válida como ideológia que el relativismo o el dogma.

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